Aportan agua, vitaminas y antioxidantes que benefician al organismo.
La llegada del sol y del calor no sólo modifica nuestro clóset, sino que también introduce cambios en nuestra alimentación. Así, dejamos a un lado las comidas calóricas, que nos ayudan en la temporada invernal, y optamos por otras más livianas que además de frescura aportan agua, vitaminas y antioxidantes que benefician al organismo.
Según Karin Papapietro, nutrióloga del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, los porotos son uno de los alimentos saludables para esta época, ya que se trata de una legumbre que tiene carbohidratos, proteínas y fibra dietética. Asimismo, contienen vitaminas y minerales.
El tomate, en tanto, es un vegetal que sirve para mantener una dieta muy equilibrada, ya que contiene grandes cantidades de agua y es rico en vitaminas, minerales y fibra. Además, en él se pueden encontrar antioxidantes, los que contrarrestan el daño de los radicales libres, permitiendo reducir el riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
Durante la temporada primavera-verano también abunda la albahaca, cuyos principios activos contienen potasio, magnesio y calcio, ideales para controlar la hipertensión.
Respecto a las frutas, Papapietro sostiene que es el momento para que éstas reemplacen a los postres elaborados con cremas y mantequilla, ya que aportan vitaminas, minerales, fibra y líquido. Eso sí, hay que tener ojo con la fructosa, que después se convierte en azúcar, por lo que la recomendación es comerlas en una cantidad moderada.
En este sentido, la nutrióloga afirma que tres porciones de fruta al día son suficientes. En el caso de las frutas grandes, como peras o manzanas, éstas deben ser del tamaño de una pelota de tenis. Si son pequeñas, como frutillas o frambuesas, una porción equivale a una taza.
La sandía y el melón son las frutas varaniegas por excelencia. Ambas tienen bastante fibra y agua, lo que las hace buenos diuréticos, indispensables para eliminar ciertas toxinas a través de la orina. Además, si se considera la cantidad de líquido que contienen, el nivel de azúcar es mínimo.
Por su parte, duraznos y damascos aportan vitaminas -principalmente la C-, minerales y cierta cantidad de azúcar. Asimismo, tienen pocas calorías, por lo que son recomendados para regímenes hipocalóricos.
En relación a las vitaminas, las A y E son fundamentales. Las primeras -que pueden encontrarse en el melón, el pomelo, el brócoli o la espinaca- son buenas para el retraso del envejecimiento de la piel. Las segundas -contenidas en frutos secos, manzanas o paltas- son liposolubles y antioxidantes, por lo que ayudan a mantener adecuadamente el manto lipídico de la piel.
Mención aparte tienen los ácidos grasos de la serie omega-3, que regulan el colesterol y también participan activamente en la fabricación de membranas de las células cerebrales, por lo que su consumo regular es importante durante el embarazo. Pueden encontrarse en las ensaladas verde y el pescado.
El vital elemento
Una buena alimentación debe estar coronada por el consumo de agua. Ésta mantiene la tensión arterial, nutre las células, hace funcionar el riñón y elimina sustancias de desecho. Además, es la base de los fluidos corporales, como la orina o la sangre.
Aunque la ingesta de uno y dos litros y medio de agua al día es lo que suele recomendarse, la doctora Papapietro afirma que la cantidad exacta para cada persona depende de circunstancias como su metabolismo o si vive en un lugar caluroso o no.
Beber poca agua produce sequedad de la piel y el eventual desarrollo de piedras en el riñón. Sin embargo, irse al extremo también es malo, ya que consumir mucha puede causar sobrecarga en el riñón y que se retengan líquidos.
Publicado el 19/11/2010
Fuente: Emol Tendencias y Mujer
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